La Hna. Pilar nos comparte con sencillez y profundidad su amor por la Virgen María, a quien reconoce como Madre de la Consolación y modelo de vida para todos los creyentes.

En sus palabras, nos invita a contemplar a María no solo como consuelo en los momentos difíciles, sino como una guía cercana, paciente y fuerte, que inspira nuestro caminar diario.
Para la Hna. Pilar, imitar a la Virgen es aprender a mirar con compasión, a escuchar con el corazón y a permanecer firmes en la fe, aun cuando el camino se vuelve incierto.

Nos recuerda que el consuelo que recibimos de María no es pasivo, sino activo: nos transforma y nos impulsa a ser consuelo para los demás, tal como ella lo fue para tantos.

Gracias, Hna. Pilar, por mostrarnos que María no es solo una figura del pasado, sino una Madre viva y presente, que nos enseña a vivir con amor profundo, humildad y esperanza firme. Que al mirarla, aprendamos también a caminar con otros, sosteniéndolos con ternura y fe.